Vistas de Aroche

Situado en uno de los más bellos parajes de la serranía onubense, Aroche está rodeado de verdes huertas y frondosa arboleda que riegan las aguas de la ribera del Chanza y la ribera de la Peramora. La orografía de su terreno es agreste y hostil, formada por los Picos de Aroche al norte y la Sierra de Mojonato al sur. Su término cuenta con una extensión de 498,44 kilómetros cuadrados, el casco urbano tiene 62 calles, a sus alrededores se encuentran las siguientes aldeas:

  • Las Cefiñas.
  • Montepuerto.
  • Montebalón.
  • Los Andreses.
  • Los Viejos.
  • El poblado forestal El Mustio

HISTORIA

Los restos arqueológicos encontrados en la zona dan muestra de su origen prehistórico que se remonta a la Edad del Bronce. Durante la época romana alcanzó tal importancia que le ganó el privilegio de acuñar moneda propia. Fruto también de esa importancia fue la construcción de un anfiteatro en el siglo II sobre el que se levanta hoy el castillo de las Armas. Fue conquistada a los árabes por Sancho II de Portugal y pasó a la corona de Castilla con Sancho IV, que llevó a cabo la reconstrucción del castillo. El libro ‘Expedientes carcelarios de Aroche (Huelva). Prisión Provincial, 1936-1939’ (Facediciones, 2008), de Juan José Antequera Luengo y Juan José Luengo Jiménez, da cuenta de cuantos vecinos sufrieron prisión durante la guerra civil española.

En 1594 Aroche formaba parte del reino de Sevilla en la Sierra de Aroche y contaba con 535 vecinos pecheros. Los árabes también poblaron la zona, muy cerca del actual Aroche existe un yacimiento de fines del siglo X d. de C. A mediados del siglo X, Al-Razi describe el castillo como perteneciente a la Kura de Baya, así mismo, Ibn Galib la sitúa dentro de la misma Kura y la nombra como AWRUS, de ello, se desprende que Aroche era un ‘iglim’ de la Cora de Beja (Portugal). A finales del siglo XII, comienza la reconquista portuguesa por las Órdenes Militares del Hospital y Santiago, en el siglo XIII, se habían reconquistado Moura, Serpa, Aracena y Aroche, rompiéndose la frontera y creando recelos entre Castilla y Portugal al rebasar este la margen derecha del Guadiana.

Las discrepancias entre Sancho II con la Santa Sede hacen que este busque apoyo en el rey castellano Fernando III, ayuda que le ofreció a cambio de la renuncia por su parte de los territorios al este del Guadiana, cuestión que Sancho II delega en su hijo Alfonso X, volviendo a la corona castellana los enclaves de Aroche y Aracena. Entre 1249 y 1251, muerto Sancho II, su hermano Alfonso III reconquista entre otras poblaciones Aroche y Aracena. En 1255, Alfonso III da fuero lusitano a Aroche y en 1267 se restableció la frontera, fijada en el río Guadiana. Aroche, junto con Cala y Santa
Olalla, contó con aljamas judías, la de Aroche estaba situada en la actual farmacia de la calle Puerta de Sevilla.

El callejeo por Aroche, por denominar de alguna forma el contacto físico con el pueblo, es uno de los grandes alicientes que entraña viajar hasta esta fascinante localidad serrana. No es necesario ofrecer nombres ni demasiadas imágenes. El ojo humano se encarga de descubrir ese duende que tiene Aroche que son sus calles y sus barrios, sus casas encaladas y calles empedradas. Y es que Aroche bien merece unas horas de recrearse no sólo con sus monumentos y vestigios de un pasado remoto, sino para sentir con sus gentes un tesoro arquitectónico, popular, de profundas raíces, que se conserva para que lo descubra el visitante.

En el término municipal podemos encontrar inmensas dehesas de encinares y alcornoques, algunas hectáreas de olivar y una gran masa forestal donde destacan pinos y eucaliptos. Las riberas del Chanza y la Alcalaboza discurren por el término dibujando bellos paisajes hasta desembocar en el Guadiana. La dehesa es el elemento catalizador de las relaciones del hombre y su entorno, siendo la principal actividad de la zona la ganadería extensiva. El monte forestal ha permitido la pervivencia de un mundo vegetal de gran interés ecológico y de especies animales cuya existencia se encuentra amenazada, como son el buitre negro y la cigüeña negra. También es posible contemplar rapaces como el águila y el cernícalo.

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